La hipertensión es un problema muy habitual en la población española. Es una enfermedad crónica cuya prevalencia se encuentra en el 40% y que conlleva otros problemas de salud relevantes si no se trata a tiempo.

Todo el mundo sabe qué tiene que comer para mantener la tensión a raya y que existen medicamentos para su tratamiento, sin embargo, pocos saben qué es la hipotensión. No hay estudios sobre su prevalencia y la población en general desconoce si este trastorno tiene consecuencias a corto y largo plazo, si se puede o se debe tratar o qué alimentos ayudan a hacerle frente.

Aun así, muchas personas lo sufren a diario o de forma puntual y no saben qué tienen que hacer para prevenirlo o cómo actuar ante un caso de hipotensión. Como explica Montse Iracheta, farmacéutica y miembro de la Vocalía de Alimentación y y Nutrición del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona, la hipotensión "es el estado en que se encuentra una persona cuando la presión arterial es mucho más baja de lo normal".

¿Qué es tener la tensión normal? “La lectura de la presión arterial se representa con dos números que se leen uno sobre el otro", explica Francisco Maldonado, licenciado en Biología, Ciencia y Tecnología de los Alimentos con Master Universitario en Nutrición y director técnico de Nutripharma.

"El número superior (la presión sistólica) mide la presión arterial cuando late el corazón y el número inferior (presión diastólica) mide la presión arterial entre latidos. Un valor normal es de 120/80mmHg o ligeramente inferior", explica. “Si la persona tiene un valor arterial de 90/60 o menor, se considera presión arterial baja o hipotensión".

Hay personas que suelen tener la presión arterial por debajo de la óptima y que se pueden definir como "pacientes con tensión baja", aunque, según Iracheta, "lo normal es considerar la hipotensión como un hecho puntual, que debe corregirse para poder llevar una vida normal".

Cómo se identifica

En función de en qué momento se produzcan las bajadas de la tensión arterial, existen tres tipos de hipotensión, según detalla Iracheta:

  • Ortostática: se produce por cambios súbitos en la posición corporal (al pasar de estar acostado a estar de pie). Normalmente dura unos cuantos segundos o minutos y puede provocar desmayos.
     
  • Ortostática Posprandial: se produce después de comer y afecta con más frecuencia a los adultos de edad avanzada, a personas con presión arterial alta y a pacientes con Parkinson.
     
  • Neural: ocurre al estar mucho tiempo de pie, provocando mareos, desmayos o malestar estomacal. Este tipo afecta en mayor grado a adultos jóvenes y a niños.
     
  • Grave: se produce por una pérdida súbita de sangre, una infección grave, un ataque al corazón o una reacción alérgica intensa.

Para identificar si una persona está sufriendo una baja de la tensión arterial, es importante prestar atención a los siguientes síntomas: "Mareos o aturdimiento, desmayos, visión borrosa, falta de concentración, nauseas, fatiga y falta de concentración", describe Anna Bach-Faig, vocal de Alimentación del COF de Barcelona. Si la hipotensión es extrema, alerta, "puede llegar a poner en riesgo la vida". En estos casos, los síntomas serían: "Confusión, piel fría, pálida y húmeda, respiración rápida y profunda y pulso débil y acelerado".

¿Qué personas tienen más riesgo?

Como apunta Maldonado, "las personas sanas que tienen mayor tendencia a la hipotensión son las personas deportistas o que realizan actividad física regularmente, sobre todo deportes aeróbicos de resistencia de larga duración y grandes distancias (triatlones, maratones, ciclismo, trail de montaña, etc.)". Este tipo de deportistas, por su alto gasto energético, "disponen de una baja masa muscular, por lo que el gasto cardiaco disminuye, algo que suele estar relacionado con esta hipotensión".

Lo mismo ocurre en personas mayores. Según el farmacéutico, "con la edad, al perder masa muscular por un proceso fisiológico normal llamado sarcopenia, también disminuyen su gasto cardiaco y con ello hay mayor probabilidad de hipotensión".

Personas enfermas o con determinadas patologías "también pueden ser más propensas a tener hipotensión tras una intervención quirúrgicas, recibir quimioterapia o si presentan anemia y/o afecciones cardiacas".

Otra causa importante de hipotensión suele ser la deshidratación, la falta de minerales en la dieta y el calor.

Además de estas personas, también tienen más riesgo de sufrir bajadas de tensión aquellos que toman determinados medicamentos que pueden influir en la presión. Según detalla Bach-Faig, "las personas que toman fármacos, como los alfabloqueantes, diuréticos o betabloqueantes tienen un mayor riesgo de padecer presión arterial baja".

Otros medicamentos como "los antidepresivos o los indicados para tratar la disfunción eréctil, también tienen más riesgo de provocar hipotensión", advierte, y señala que "estos últimos tienen mayor riesgo al combinarse con nitroglicerina".

Alimentación y tensión baja

La alimentación sana y equilibrada es uno de los pilares fundamentales para los pacientes con hipertensión. Pasarse con la sal o con las grasas puede suponer un aumento de los valores de la presión arterial y problemas cardiovasculares a corto y largo plazo. En el caso de la hipotensión, la alimentación también influye pero lo hace aún más la hidratación. "La ingesta de líquidos adecuada al día, sobre todo de agua mineral, es vital para evitar la hipotensión", recuerda Maldonado.

Por ello, Bach-Faig aconseja "ingerir agua entre las comidas". Según un estudio "realizado en pacientes con hipotensión ortostática severa debido a falla autonómica, la presión arterial después de una comida, disminuyó menos en los pacientes que bebieron agua durante la comida que en los pacientes que no lo hicieron”.

Además, otro estudio "encontró que beber agua antes del ejercicio en decúbito supino mejoraba la tolerancia ortostática después del ejercicio".

Tal y como señala la vocal de Alimentación, "el efecto del agua es mayor en la hora posterior a la ingesta". Como muchas bajadas de tensión se producen al reincorporarse después de estar tumabado mucho tiempo, "algunos médicos aconsejan mantener una jarra de agua junto a la cama y beber rápidamente antes de levantarse de la cama por la mañana, para prevenir su aparición".

¿Qué pasa con la sal? ¿habría que aumentar la ingesta? "Para nada", señala Maldonado. De hecho, "el exceso de sal y de grasas podría provocar lo contrario, es decir, hipertensión, hipertrigliceridemia o hipercolesterolemia", además de "aumentar la retención de líquidos".  Según esto, aconseja “un consumo moderado de sal añadida a los alimentos".

También hay que tener en cuenta que, de por sí, recuerda Maldonado, "los alimentos como el pescado o los frutos secos, suelen tener un contenido alto en sodio, por lo que sólo en ocasiones, "se podrán aderezar ligeramente con sal (un pellizquito) el desayuno, la comida y la cena".

Con respecto a las grasas, Maldonado aconseja el consumo de aquellas "que sean saludables, bien las procedentes de animales, como el pescado azul, y, vegetales, como los frutos secos, el aguacate, el coco, el aceite de oliva virgen extra o algunas semillas como las de lino ricas en omega 3". De esta forma, según el farmacéutico, "regularemos la tensión sin provocar el daño que causan las grasas saturadas".

Al igual que existen alimentos que ayudan a bajar la tensión, también hay otros que ayudan a subirla. Como apunta Maldonado, las recomendaciones por cada uno serían:

  • Sal Marina: en estos casos se podría aconsejar un límite de 5gr de sal al día dividido entre las principales comidas del día, lo que equivale a una cucharadita colmada.
     
  • Salazones: otra buena fuente de sal de forma saludable, sería tomar esta opción, como podría ser las anchoas, mojama o las huevas.
     
  • Cereales integrales (pan integral, arroz integral, cereales de desayuno integrales).
     
  • Frutos secos sin sal, ya que el propio fruto seco ya contiene sodio de por sí, a razón de 5-6 nueces al día o 15-20 almendras diarias.
     
  • Verduras a diario y lo más variadas posible.
     
  • Café o té como un aumento a corto de plazo de la tensión por su contenido en cafeína y teína.
     
  • Cacao: ya que la cascara del caco es rica en teobromina, que entre sus funciones está la de ser estimulante. Pero ojo, intentar que sea los más puro posible para que contenga la menor grasa y azúcar posible. Un par de onzas de chocolate puro a media mañana o por la noche mejoraría la hipotensión.
     
  • Regaliz: es rico en glicirrina, una sal cálcica que ayuda a elevar la tensión. Se puede tomar en forma de infusión, o bien en forma de bastón o raíz (palodú), hay que evitar tomarlo en forma de chuchería.
     
  • Queso: como el fresco o tipo burgos. En este caso se optará por el normal. Los curados por su alto poder calórico y alto contenido en grasas saturadas, se deberán evitar.  
     
  • Jamón serrano: todos los embutidos suelen ser altos en sal, pero también altos en grasa, a excepción del jamón serrano, a ser posible ibérico, suele tener un contenido bajo en grasas saturadas y alto contenido en sal, por lo que sería una buena opción para el aumento de la tensión de una manera saludable.

Ante una persona que ha sufrido una bajada de tensión, se deberá actuar "tumbando a la persona y colocando los pies hacia arriba en un ángulo de 45 grados", informa Bach-Faig.

"Si la persona está consciente, se aportará agua, un poco de sal, té, café, chocolate, regaliz o un refresco de cola. Este es aconsejable porque contiene azúcar, que ayudará a restablecer la tensión arterial".

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